El origen de las plataformas vibratorias se encuentra en la navegación espacial rusa y la NASA que desarrollaron esta tecnología para entrenar a los astronautas y evitar que perdieran tanto masa muscular como ósea debido a la falta de gravedad. Tras comprobar los resultados, ha pasado al ámbito de la medicina, la estética y el deporte al conseguir con muy poco esfuerzo, poco tiempo (se considera que 10 minutos en una plataforma vibratoria equivale a 1 hora de ejercicio físico) y con seguridad efectos muy beneficiosos.
A diferencia del ejercicio físico normal, en las plataformas vibratorias los músculos se contraen y relajan sin necesidad de sobrecargar tendones, cartílagos, etc. por lo que los beneficios se multiplican:
- Ayuda a tonificar los músculos
- Combate la flacidez
- Mejora la movilidad articular
- Favorece la circulación sanguínea
- Previene la osteoporosis
- Estimulación del cartílago
- Mejora la coordinación
- Está aconsejada para la recuperación de lesiones
- Ayuda a perder peso (como terapia complementaria)
- Optimiza el tratamiento anticelulítico
- No produce daños corporales
- Se producen micro-masajes linfáticos que favorecen la eliminación de toxinas y evita la retención de líquidos
- Mejora la resistencia a la insulina del organismo
Dentro de las plataformas vibratorias existen varios tipos de vibraciones:
- Vibraciones verticales: favorecen el estímulo muscular.
- Vibraciones oscilantes: favorecen la coordinación del movimiento.
Este tipo de vibraciones – conocidas como vibraciones positivas – son similares a las que recibe nuestro cuerpo al bailar, caminar o correr y favorecen la estimulación de las estructuras neuromusculares y la producción de serotonina y dopamina que nos lleva a una sensación de bienestar general: el músculo se ve obligado a trabajar para dominar a la fuerza de la gravedad que consigue un efecto de tonificación muscular en nuestro cuerpo.
Antes de subirse a una plataforma vibratoria es necesario conocer el historial médico del paciente para adecuar las características y evitar su uso en aquellos casos que no esté indicado: prótesis, marcapasos, trombosis, embolias, embarazo, epilepsia, alteraciones oculares o procesos infecciosos, entre otros. El equipo médico de Clínica Demela supervisa cada aspecto antes de poner en marcha el tratamiento así como durante y después del mismo.